Se empezaron a besar, el chico optó por quitarse la camiseta.
Tenía un torso perfecto: musculado, ni mucho ni poco; delgado; lo ideal.
El le quitó la camiseta, quedándose en sujetador. Se besaban, no paraban. Se querían, muchísimo. Los dos tenían una concordancia increible. Gonzalo, con movimientos sutiles, desabrochó el sujetador a esta. A partir de esto, todo fluyó.
Besos, caricias, sexo, amor en general, básicamente, inundaba el lugar.
Cuando ya no podían mas, se quedaron tumbados en la cama, respirando rápido como si les faltase el aire y mirando fijamente al techo. Laura fue a abrazar a Gonzalo. Apolló su cabeza en el pecho de el. Gon la abrazó
y ella le preguntó, con la voz cansada.
-Cielo, y tus padres?
-Se han ido al pueblo, vuelven mañana por la noche, así que quédate al menos por hoy... por favor... - dijo visiblemente agotado
AL DIA SIGUIENTE
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